Antes de decidir a quién dirigir nuestro producto, debemos tener en cuenta que siempre hay que actuar de acuerdo a la capacidad de la empresa, concentrando los recursos en grupos específicos de consumidores con necesidades comunes y hábitos de compra similares.
Las ventajas de esta segmentación son, por ejemplo, que la empresa puede examinar por separado las distintas oportunidades del medio y adaptarse con flexibilidad a los deseos de los consumidores.
La segmentación puede ser realizada considerando características geográficas, demográficas, sicográficas y de comportamiento ante el producto.
En la segmentación geográfica los costos varían de acuerdo a la distancia entre el consumidor y el centro de distribución.
En la segmentación demográfica se ubican variables como la edad, el sexo, el poder adquisitivo, el nivel socioeconómico, el tamaño de la familia, la educación, el trabajo, etc. Este tipo de segmentación es el más popular debido a que los hábitos de consumo tienen una alta relación con las características demográficas, siendo fácilmente medibles.
La segmentación psicográfica considera aspectos psicológicos, como el estilo de vida y la personalidad, Mientras que la conductual analiza el estilo de vida de las personas.
Para captar a un segmento, la empresa debe definir las características sobre las que los clasificará, el tamaño y nivel de consumo, la situación de los productos de la competencia, y los segmentos mal atendidos.
También debe cuidar que el segmento sea medible, accesible y que tenga una rentabilidad potencial que justifique el riesgo.
Imagen: Emilian Robert Vicol en Flickr.
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